Para abordar el tema de la cultura de seguridad, primero debemos entender su concepto en la gestión de las condiciones de trabajo de una organización.
Esta se caracteriza por un conjunto sistémico de procesos, procedimientos, instructivos de trabajo y registros que de manera interdisciplinaria acreditan que los trabajadores y terceros directamente involucrados con la organización realizan sus actividades y sus interacciones en condiciones dignas de seguridad, higiene, salud y confort fisiológico, social y emocional para que no se cometan actos inseguros, errores causantes de situaciones críticas, conductas negligentes, imprudencias y otras disfunciones que puedan provocar incidentes, accidentes laborales y enfermedades profesionales a corto y medio plazo.
Al mismo tiempo, también es beneficioso para la organización ya que fortalece esta estructura de bienestar físico, fisiológico y psicosocial, reduciendo potenciales indicadores disfuncionales como las paradas de producción en caso de accidente, el llamado presentismo por falta del estímulo motivacional y el ausentismo repetido.
La promoción de una cultura de seguridad, higiene y salud ocupacional se realiza de manera sistemática, involucrando a todas las partes interesadas en la búsqueda de una mejora saludable, continua y progresiva de las condiciones ambientales, sociales y psicológicas en la estructura organizacional, a partir de las diversas sinergias de los actores involucrados, en la motivación intrínseca de cada uno para lograr los objetivos planteados – cultura de seguridad saludable – ya sea desde el punto de vista individual, o del grupo al que pertenece y de la organización en general.
El papel de la FORMACIÓN, ya sea técnica (saber saber y saber hacer), o conductual (saber ser y saber ser) es de suma relevancia en el cambio de actitudes, comportamientos, mentalidades, confianza, motivación e implicación de los trabajadores en relación con los objetivos propuestos por el órgano ejecutivo.
LA COMUNICACIÓN a lo largo de este proceso es fundamental, ya que solo de manera asertiva y empática se pueden transmitir efectivamente en cadena los objetivos del proyecto para promover la cultura SST deseada.
En toda esta dinámica, es importante destacar el marco de responsabilidad de las estructuras representativas de los trabajadores, a saber, el comité de trabajadores y el comité de seguridad, higiene y salud en el trabajo, dos órganos electivos, soberanos en la defensa de los intereses de los trabajadores, y debe guiarse por la proactividad.
Para ilustrar mejor esta dimensión relevante en la mejora de la estructura organizacional, utilizamos el modelo PDCA – “planificar, hacer, verificar y actuar”, propuesto por Walter Shewhart y luego desarrollado por William Deming:
Todo este proceso debe implementarse progresivamente junto con los representantes del órgano ejecutivo, las estructuras representativas de los trabajadores y directivos y los mandos intermedios, aquellos más cercanos a los operarios, cuya ayuda y seguimiento es fundamental en este proceso gradual de cambio.
Esta misión no es solo para unos o para otros, sino una misión de todos para todos
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