La solidez y estabilidad del sector de la logística en nuestro país parece no conocer límite, una prosperidad que, por suerte, tiene su reflejo en el empleo. Las cifras de los últimos meses son un claro ejemplo de ello. El sector está consolidando su posición como el cuarto mayor generador de empleo, solo por detrás de hostelería, ocio e información y comunicaciones. De hecho, hasta mayo se registraron más de 60.300 nuevas afiliaciones, cerca de un 8,4% más que durante los primeros cinco meses del año pasado.
Pero el dinamismo del sector tiene una derivada que puede resultar muy negativa para las empresas, en especial en esta situación de recuperación económica. Hablamos de la escasez de talento, que ocurre cuando los empleadores no son capaces de encontrar a los profesionales que necesitan para cubrir las posiciones.
Algo que en el caso de la logística ocurre a menudo, y a muchas empresas les cuesta encontrar perfiles como empaquetadores, carretilleros, mozos de almacén y transportistas, entre otros. También se detecta cierto incremento de las necesidades de profesionales destinados a la atención al cliente, tanto para atención online como telefónica.
Pero el talento que realmente más escasea en el sector es el relacionado con las nuevas tecnologías. Contribuye el hecho de que el sector esté viviendo una transformación digital creciente, ya que las tendencias internacionales apuntan a un uso creciente de la innovación con el objetivo de incrementar la eficiencia.
De hecho, el empleo de herramientas como la inteligencia artificial, el machine learning o el blockchain se encuentran en una fase de consolidación en el sector, con el objetivo no solo de mejorar la eficiencia, sino también la transparencia, la trazabilidad y la agilidad. La gestión de las operaciones aduaneras, los almacenajes o el tránsito son algunas de las tareas en la que la tecnología ha demostrado su eficacia.
En cuanto a las competencias y habilidades más apreciadas por los empleadores, destacan la capacidad de adaptación, flexibilidad, agilidad y la eficiencia. Ya no solo aquellas competencias formativas son las que destacan, también las llamadas soft skills (competencias que no provienen de formación académica) son importantes, ya que pueden ser aquellas que terminen decantando la balanza hacia uno u otro empleado en caso de que ambos posean un perfil académico muy similar. Por otro lado, y en cuanto a conocimientos, la comunicación fluida, la capacidad de negociación y el inglés, se mantienen como los conocimientos más tenidos en cuenta además de lo específico para cada cargo.
¿Y cómo atraer y fidelizar ese talento? Es recomendable que las empresas tengan en cuenta qué es lo que les interesa, lo que les atrae a los trabajadores a la hora de buscar un empleo. Nuestros informes de Employer Branding, que precisamente estudian lo que demandan los profesionales a las empresas, nos indican que más allá del salario, los candidatos cada vez se sienten más atraídos por aspectos como la conciliación, la flexibilidad o un buen ambiente de trabajo. De este modo, las empresas podrán contar con un talento que marcará realmente la diferencia en una situación, la recuperación, llena de retos, pero también de grandes oportunidades.
Artículo de opinión publicado en el nº276 de Logistica Profesional (pág 32)
Francisco Serrano, Sales Manager de Randstad Professionals